12 octubre 2010

Duda Metódica: "Pienso, luego existo" (Cogito, ergo sum).

La “Duda Metódica” es un método o medio establecido para llegar a un principio completamente evidente. Fue instaurada por el filósofo francés René Descartés para edificar una filosofía perfectamente estructurada; para ello será imprescindible comenzar de una verdad absolutamente indubitable de la cual nadie pueda dudar y mantener una postura escéptica, de la cual se pueda derivar todo el edificio del conocimiento.
Según la duda metódica, para hallar una primera verdad es necesario desechar todo conocimiento adquirido que no esté debidamente fundamentado, dudando del conocimiento adquirido empíricamente (a través de los sentidos) bajo la premisa "no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto no la conociese con evidencia"; sin olvidar que Descartes utilizó la duda no para dudar realmente, sino como método para hallar la primera verdad absoluta. Para lograr su objetivo, el filósofo Francés estableció tres motivos de duda: Duda sobre el mundo sensible, la hipótesis del sueño o la hipótesis del Genio Maligno.


1) Duda sobre el mundo sensible: El mundo sensible es aquel mundo que percibimos a través de los sentidos, aquel mundo con el cual nos comunicamos. Descartes sostiene que frecuentemente los sentidos nos engañan, que percibimos ilusiones o alteraciones de la realidad (como la forma de un objeto a mucha distancia) y que no es fiable basarse de la percepción sensible.


2) Hipótesis del sueño: Descartes dice que es imposible distinguir entre el sueño y la vigilia. Si bien es cierto que existen situaciones de las cuales sería ilógico dudar (como el estar ahora mismo sentado en una silla y vistiendo una polera negra) ¿Quién nos asegura que mientras estamos leyendo esto no estamos dormidos? En algunos sueños existen situaciones que se repiten en la realidad, por lo tanto, es imposible distinguir entre el sueño y la vigilia.

 

3) Hipótesis del Genio Maligno: “Tal vez hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando realmente estamos en el error”. Con esta premisa se pone en duda la legitimidad de las afirmaciones que parecen tener la máxima evidencia, afirmaciones del tipo "dos más tres es cinco" o "la suma de los ángulos de todo triángulo es igual a dos rectos". Por lo tanto, se llega a dudar la veracidad de la propia Matemática.

Las cosas que para nosotros se pueden considerar verdaderas, para seres pertenecientes a otras especies, o seres racionales que tuvieron una evolución biológica diferente ( los extraterrestres) pueden ser distintas a las nuestras. Las matemáticas, por ejemplo, tienen una validez universal para el ser humano, en el sentido de que para otros seres con una naturaleza distinta a la nuestra, las verdades matemáticas sean también distintas a las nuestras. Si reflexiones de este tipo nos llevan a razonar que el reconocimiento de algo como verdadero son dependientes de nuestra propia forma de ser, hasta el más sólido conocimiento puede ponerse en duda; Descartes introdujo la hipótesis del genio maligno para señalar esta última duda.

En conclusión, Descartes sugiere que no podemos fiarnos de la existencia de algo excepto del pensamiento, ya que de ahí surge la Duda. Esto se debe a que, a menos que afirmemos primero la existencia de un sujeto que piensa, no es posible nisiquiera pensar la existencia de algo, lo que llevó a Descartes a hallar la primera verdad absoluta: “Pienso, luego existo” (Cogito, ergo sum).

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